De esta casa portuguesa me quedo tanto con el exterior (ah, esas zonas de sombra, esos porches donde pasar largas sobremesas de verano, esa piscina minimal) como con el interior, plagado de verdaderos iconos del diseño contemporáneo. Se ve que sus dueños (ella es interiorista, con tienda propia) adoran a Marcel Wanders, del que he contado al menos tres lámparas, incluyendo mi favorita, la Zeppelin en formato XXL. ¿Y qué me decís del pequeño mueble rojo de Fornasetti y de las lámparas Jielde vintage?. Todo mezclado con muebles de corte industrial y otros de artesanos locales. ¿El resultado? Que haría de mi capa un sayo y pese al calor que intuyo por esas latitudes, no me lo pensaría dos veces: ya me veo durmiendo laaaargas siestas en ese sofá azul intenso. Relajadamente feliz, como dicen en la revista Nuevo Estilo, donde me la he encontrado. Vaya que sí.
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